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30 prácticas freelance de alto riesgo

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funambulistaEn Freelancefolder han elaborado una lista con algunas de las prácticas que pueden resultar más arriesgadas para tu actividad . Las hemos completado con nuestros puntos de vista:

1. No informarte sobre un nuevo cliente

No tengas ninguna duda: tu cliente ha obtenido información sobre ti antes de contratarte, ya sea preguntando a otros o buscando en Internet. Y es normal que así sea. Tú también deberías “investigar” un poco para comprobar que ese cliente no ha dado problemas anteriormente, por ejemplo, a la hora de pagar las facturas.

2. No solicitar una parte del pago por adelantado

Si el cliente es nuevo, y no tienes referencias sobre él, deberías solicitar el pago de una parte por adelantado. De esta forma, si algo sale mal, al menos cobrarás una parte del trabajo.

3. Iniciar el trabajo antes de llegar a un acuerdo formal

Antes de empezar a trabajar, asegúrate de que el cliente ha dado el visto bueno al y está dispuesto a arrancar el proyecto. No sería la primera vez que, después de un par de días en los que has intentado adelantar trabajo, el cliente te comunica que se echa para atrás.

4. Arrancar el proyecto antes de entender qué es lo que el cliente quiere

No te pongas manos a la obra hasta que estés completamente seguro de haber entendido qué es lo que el cliente busca. Es mejor preguntar todo lo necesario en ese momento, insistiendo las veces que haga falta. De lo contrario puede que, una semana más tarde, descubras que vas por el camino equivocado.

5. Intentar ser el profesional más barato en tu área de especialidad

La lucha por ofrecer el más bajo suele ser suicida: cualquier otro profesional, en cualquier otra parte del mundo, puede ofrecer un más ajustado en cualquier momento y, por si fuera poco, tu trabajo puede convertirse en una commodity.

Además, si rebajas demasiado tus tarifas, los ingresos que conseguirás no te servirán para llegar a fin de mes. Incluso si este método te permite conseguir muchos clientes, solo tienes dos manos y un cerebro, y difícilmente podrás atenderlos a todos a la vez.

6. Trabajar gratis para conseguir después un buen proyecto

Las promesas se las suele llevar el viento: por muy suculento que sea el proyecto prometido, es fácil que tu aventura con ese cliente acabe en el momento que te niegues a seguir trabajando gratis. No dejes que te utilicen.

7. No repasar tu trabajo con cuidado antes de entregárselo al cliente

El último repaso es crítico: nos permite descubrir y corregir errores, limar imperfecciones, afinar detalles… En definitiva, es el que muchas veces nos permite entregar un trabajo de alta calidad.

Este repaso final puede marcar la diferencia entre un buen profesional y un profesional excelente.

8. Gestionar mal el tiempo

Busca un sistema y unas herramientas de del tiempo que te permitan entregar los proyectos en las fechas previstas. Si, a pesar de todos tus esfuerzos, no lo consigues, será el momento de revisar tus estimaciones.

9. Renunciar a una presencia online

En el entorno actual no queda otra alternativa: tienes que trabajar tu presencia en Internet utilizando tu web, tu blog y la participación en redes sociales. Todas estas herramientas te servirán como altavoz para difundir tu trabajo.

10. No analizar lo que los clientes opinan y piensan de tu trabajo

Deberías estar preparado para detectar tanto tus puntos fuertes como tus debilidades. La mejor manera de hacerlo es saber qué piensan tus clientes de ti y de tu trabajo, y qué opiniones van vertiendo en la red y entre sus conocidos.

11. Tardar demasiado en responder a un cliente

¿Cuanto tiempo transcurre desde que recibes una petición de información -o presupuesto- hasta que contestas? Tu cliente no quiere esperar, y enseguida dará prioridad a otros proveedores. Organiza tu tiempo de forma que, aunque tengas trabajo, seas capaz de responder enseguida a tus clientes potenciales.

12. Convertirse en un quejica y un gruñón

¿Estás todo el día quejándote en público? ¿Los contenidos que publicas en Internet -en tu blog, en Twitter, etc.- siempre se centran en los aspectos negativos del trabajo? Si es así, no debe extrañarte que los clientes prefieran no trabajar contigo…

13. No poner al día tus conocimientos

La tecnología cambia a toda velocidad. Las necesidades y las exigencias de los clientes también. Aparecen nuevas herramientas, nuevos enfoques, nuevas formas de hacer las cosas.

Parte de tu trabajo consiste, precisamente, en estar siempre al día para ofrecer al cliente la solución más eficaz. Por eso, aunque tengas mucho trabajo, tienes que sacar el tiempo necesario para seguir creciendo y aprendiendo.

14. Trabajar con medios técnicos atrasados

No se trata de contar siempre con la última novedad tecnológica (semejante gasto acabaría con tu negocio). Pero debes tener en cuenta que un informático obsoleto ralentiza tu trabajo y te hace perder tiempo y dinero. Lo más normal es que tengas que renovar tu cada 2 ó 3 años.

15. Descontrol en los gastos

Si no llevas un control de tus gastos, es fácil que un día, casi por sorpresa, te encuentres en números rojos. Anota bien todos tus gastos y conserva todas las facturas para obtener las desgravaciones fiscales que te corresponden.

16. Subestimar el tiempo que lleva realizar cada proyecto

Tendemos a aceptar todos los proyectos que nos ofrecen. El trabajo se amontona y esto hace que muchas veces resulte imposible ajustarse a las fechas comprometidas. Para justificarlo, nos engañamos a nosotros mismos: realizamos estimaciones poco realistas, en las que todo sale a la perfección y finalizamos los proyectos en un tiempo récord… La realidad se encarga de ponernos en nuestro sitio: llegan los retrasos y las quejas -justificadas- del cliente.

Cada proyecto requiere su tiempo, y es preferible comunicar al cliente que no vamos a poder abordar el suyo hasta cuando tengamos tiempo disponible.

17. No solicitar ayuda cuando la necesitas

Cuando estás bloqueado/a, lo más útil es solicitar ayuda. Las circunstancias pueden ser muchas: un problema informático, una duda a la hora de pagar impuestos, problemas para llevar las cuentas, o incluso un exceso de trabajo para el que necesitas la ayuda de otro profesional.

18. Navegar y jugar con el ordenador en vez de trabajar

No importa las horas que pases delante de la pantalla: si no te centras en las del trabajo, ese tiempo no sirve. No te engañes a ti mismo: navegar, jugar con el ordenador, participar en redes sociales no cuenta como trabajo realizado, y no va a hacer que finalices los proyectos a tiempo.

19. No descansar, ni reservar tiempo para tus vacaciones

Todo el mundo necesita descansar de vez en cuando para cargar baterías y volver al trabajo con energía renovada. Programa tus descansos diarios y cúmplelos. Aunque tengas un montón de proyectos pendientes también debes encontrar un hueco para tus vacaciones. De lo contrario, en un par de años estarás cansado de tu profesión.

20. Procrastinar / dejar el trabajo para más adelante

Hay personas que nunca encuentran el momento adecuado para realizar el trabajo. Lo van posponiendo y, cuando el día de la está cerca, ya es demasiado tarde. Evidentemente esta actitud es muy complicada de mantener para un profesional freelance.

De hecho, lo mejor que puedes hacer es adelantar trabajo, de forma que, aunque surja un imprevisto, siempre serás capaz de reaccionar.

21. Entrar en modo pánico

Cuando las cosas se ponen feas, cuando algo sale mal, lo último que debes hacer es perder los nervios. Conserva la calma. Ya sabes que el pánico no va a ayudarte a resolver ningún problema.

22. Dejar escapar las oportunidades de negocio

Es muy fácil dejar que las oportunidades se escapen cuando estás demasiado ocupado/a con el día a día de los proyectos. Pero debes tener en cuenta que si no atiendes las de presupuesto e información de los clientes potenciales, más adelante puedes encontrarte sin trabajo. Entonces las echarás en falta.

23. No aumentar tus presupuestos/tarifas cuando el alcance del trabajo supera lo acordado

No pierdas de vista nunca el alcance del proyecto que has acordado. Es importante que comuniques al cliente, y que traslades al preci0 final, los esfuerzos y las peticiones “extra”, porque de lo contrario acabarás perdiendo dinero.

24. No sacar tiempo para tu familia y amigos

Tu negocio es importante, pero si te impide dedicar el tiempo necesario a tu familia y amigos, puede que el esfuerzo no merezca la pena. A la larga, puedes acabar lamentándolo.

25. No cumplir los plazos de entrega

Los plazos de entrega están para algo. Intenta cumplirlos siempre y, en el caso de que te resulte imposible, comunícaselo al cliente con antelación.

Y todavía hay prácticas más arriesgadas:

26. Hablar mal de un cliente en tu blog, o en las redes sociales

A menos que estés seguro de que el cliente es un estafador, será mejor que te guardes tus opiniones para ti mismo. Es difícil que un cliente acepte trabajar con alguien que va hablando mal de la gente.

27. Plagiar el trabajo de otros compañeros.

No es lícito aprovecharse del trabajo de los demás, a no ser que tengas su consentimiento. El plagio es una práctica inaceptable (además de ilegal).

28. Hablar mal a un cliente de otro compañero freelance

Es una estrategia bastante sucia y que, además, no te deja en buen lugar.

29. Dejar al cliente colgado en medio de un proyecto

Tu reputación caerá por los suelos sin ningún género de duda.

30. Trabajar sin un fondo de emergencia

Para hacer frente a cualquier imprevisto, lo más útil es que siempre tengas algo ahorrado. Eso te permitirá mantener tu independencia económica incluso en los momentos más duros.

¿Echas en falta alguna práctica de ?

Puedes consultar el artículo 30 Spooky Freelancing Practices, publicado por Laura Spencer en FreelanceFolder.


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